jueves, 1 de junio de 2017

De nuevo

Comenzar de nuevo, y de nuevo, y de nuevo. ¿Cuántas oportunidades se tienen al fin y al cabo? Ya no cuento con las manos, ya no cuento con los dedos; ya no cuento, solo sigo y procuro no tener que reiniciar el contador mental tantas veces, evitando así un desgaste físico, un desgaste emocional del que solo se sale después de un tiempo largo y tedioso. ¿Se sale acaso? ¿Es posible acaso recuperarse de la tormenta? ¿Y de la inundación?  ¿Y del incendio voraz que consume todo lo que se atraviesa en su camino? Es posible, pues con cortas lluvias y la suave brisa se van las cenizas, los restos. Se van ambas cosas con el viento y se quedan atrás, como una estela de quien se fue y una posible idea de quien se quiere ser, creada a partir de los pasos pasados, creada a partir de las intenciones futuras. Fuera de eso, del desgaste, del quebrarse y dejar trozos a lo largo del recorrido, es aburrida y exasperante también la sensación de caer y levantarse, de caer y levantarse; de caer nuevamente y en el suelo prometer esquivar la piedra, prometer no cometer el mismo error dos veces. No tiene ningún sentido, decirlo y dejarlo en el aire. Vale más aplicarlo, vale más levantarse del barrizal y desempolvar el abrigo. Vale más recuperar el paso anterior, vale más recuperar la visión anterior que era tan clara como el cristal de la ventana. Seguir como si nada, como si todo, mirando hacia adelante, hacia donde se encuentra lo que se busca. No pesará después, estoy seguro, cuando desde lejos se lean aquellas notas, cuando desde lejos se divise el sendero ya recorrido y frente a frente la niebla, la bruma, la incertidumbre de lo que todavía falta por recorrer, de lo que el mundo tiene para ofrecer. Ha de intentarse todo antes de lanzarse por la borda aquello que llena, aquello que de alguna forma hace vivir. El escribir, el leer, la música, la comida, la posibilidad de estar tan lejos de donde se está ahora con esfuerzo y dedicación; una lista quizá interminable pues día a día se añaden más cosas, más elementos, más sueños. Se irán cumpliendo, uno a uno, dos a dos; serán la razón para decir que vale la pena escribir de nuevo, serán la razón para decir una vez más que vale la pena levantarse de nuevo. Es una nota corta, la primera de lo que viene. No ha de quedar nada pendiente, eso lo tengo claro. Un nuevo logotipo estaba dentro de la lista también, para dar un nuevo aire a las notas, a los aviones que salen por aquí y se leen por allá. Ya vendrán las historias, ya vendrá lo demás; primero lo primero, lo que originalmente se puso en la mesa.