viernes, 3 de febrero de 2017

Después de tanto

Es una sensación extraña, aquella de despertar nuevamente en donde no se despertaba hace meses, hace mucho tiempo, el suficiente como para borrar la imagen de una mañana tras los cristales de esta ventana que cubierta por el polvo parece oscurecer un poco más la escena. Han pasado tantos días, y sin embargo el paisaje general se mantiene vigente, inmutable a través de las horas y solo alterado con las luces del atardecer y la oscuridad del anochecer. Las montañas en algunas partes permanecen inundadas por los colores de las casas, en algunas partes permanecen inundadas por el verdor y la vida; y en ellas, los estrechos caminos a través de los árboles y la tierra permiten descubrir no un mundo nuevo, pero si uno en el que el reloj parece no avanzar mientras el canto de las aves se lleva los segundos, se lleva las preocupaciones, se lleva todo como a las hojas se las lleva el viento, alejándolas de sus ramas. Hojas ausentes, ramas ausentes, la madera del techo es lo único que puede verse al abrir los ojos y recordar que se está en casa, que se ha vuelto por fin; el viento silba a través de una pequeña abertura y el frío que entra motiva a levantarse por fin, a preparar todo para partir y rodar con la niebla. No recordaba el caminar por el estrecho pasillo blanco de este lugar, no recordaba el espejo gigante al final de este. Había minutos enteros para detenerse frente a esta figura, a aquella cansada que miraba de reojo su reflejo deseando partir, deseando simplemente verse en un lugar distinto en el que todo pareciera más claro, más luminoso. No sucedió, o por lo menos no de la manera que se esperaba, y hoy una figura no tan cansada, no tan estresada, más liberada, observa su reflejo mientras lentamente se integra al entorno en donde nacieron sus palabras, sus letras, sus ideas de libertad que perdió y olvidó por completo. La mesa de cristal, las paredes blancas, todo sigue siendo lo que era y parece ahora dar la bienvenida, parece ahora dar indicaciones para no tambalear y seguir con firmeza, para acelerar y quitar los dedos del freno, olvidarse de los límites y los miedos que pueden mantener enterrado, sin posibilidad de tocar las nubes. Metáforas, sobre cómo llegar más alto, sobre cómo llegar más lejos, sobre cómo se encuentra paz volviendo a este lugar después de tanto.

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