No hay otro término como este, que haya usado con tantas
alusiones románticas, poéticas, casi maniáticas demostraciones de lo que fuese
mi locura. Ahora, convertido en el nombre de una receta bastante dulce, llama
mi atención nuevamente cuando deseo poner en práctica mis palabras y retomar
aquellos buenos hábitos, aquellos buenos proyectos y quizá viejas tareas: un
poco de sol en la mañana, olvidar las largas noches en vela. Escribir no puede
desvelarme, escribir debería ser parte de mi diario vivir, pensamientos que
escapan de mi cabeza como aquellas burbujas sobre los personajes de las
historias en el libro que llevo en mi maleta. Es eso, aire fresco para mi
cabeza.
INGREDIENTES
- ¾ de taza de agua
- 1 taza de azúcar
- 2 claras de huevo
- 6 yemas de huevo
- 2 tazas de leche
- La ralladura de medio limón.
PREPARACIÓN
Poner en un recipiente el agua y el azúcar. Cocinar hasta formar un almíbar a punto de hilo fuerte. Poner las claras y las yemas en una olla profunda y batir ligeramente. Agregar la leche y cocinar a fuego muy bajo, sin dejar de revolver.
Seguidamente, incorporar la ralladura de limón y el almíbar, siempre sin dejar de batir, hasta que espese. Por último, apartar del fuego, poner la olla dentro de un recipiente de agua fría, batir para que se enfríe y no se cuajen los huevos. Servir bien fría.
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