sábado, 17 de septiembre de 2016

Pequeños

Si bien es cierto que mi relación con los niños se definiría como distante, demasiado distante, hay momentos en los que me gusta escuchar aquellas voces inocentes, aquellas historias carentes de sentido más no de significado: la interpretación sencilla del mundo ante sus ojos. Preguntas que quizá nosotros mismos no podríamos formularnos, sus sentencias, sus dudas, sus afirmaciones y todo el conjunto de palabras que pueden aglomerar en una sola oración para hacerse escuchar, es eso lo que me cautiva, su deseo de pertenecer al mundo y comunicarse con él, con todos, conmigo cuando mi cara seria desaparece para escuchar las historias del perro azul que vuela, la hormiga gigante, miles de cortas fábulas que ellos interpretan a su manera y si bien no son mis favoritas, son lo que escucho de vez en cuando. Rodeado de grandes puedo sentirme grande, pero rodeado de niños puedo sentirme como tal.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario