martes, 4 de octubre de 2016

Supervivencia

Desde hace mucho tiempo me he empeñado en mantener mi estado físico no por vanidad, sino por simple cuestión de supervivencia, como solo lo requiere esta ciudad. Seamos honestos, aunque la cantidad de policías que hay en Bogotá ha aumentado considerablemente desde el comienzo de este año, la seguridad no ha visto ninguna mejoría; ha disminuido de hecho. También, las decisiones tomadas para solucionar dicha problemática pretenden remediar la situación con más cascos verdes, con más motos en las calles y operativos insignificantes que, como todos sabemos, no llevan a nada; por no decir que fue esa la raíz del problema. Más policías no significan más seguridad y, tristemente, nosotros como ciudadanos tenemos que aprender a caminar día a día por zonas sin ley y esperar que la situación mejore. Hablo de supervivencia por una experiencia reciente, en la que tuve que escapar de un lugar infernal con mi bicicleta al hombro, bajando una pendiente empinada llena de rocas mientras, metros arriba, sujetos que no pudieron detenerme me lanzaban piedras, furiosos por su intento frustrado de robo. No sucedió nada grave, salí ileso del lugar con pequeños raspones y la zozobra en mi cabeza; entero, vivo. Han pasado ya dos días y cerrar los ojos trae a mi cabeza aquellas imágenes, aquellos segundos mostrándome cada paso, cada roca, cada rama por la que me deslicé en mi huida mientras mis piernas sostenían mi peso y me resbalaba, me deslizaba sin saber a donde ir; una situación traumática de la cual pretendo sacar provecho. El deseo de prepararme para estos momentos como este me motiva a llegar más lejos, a dejar atrás el pánico y saber qué hacer. Correr, correr, ir tan lejos que el riesgo se quede atrás. El miedo es un inhibidor que nos protege del peligro, y no invito a nadie a escapar de un robo en la manera que yo lo describo. Simplemente sentía deseos de escribir al respecto para sacar la idea de mi cabeza, todo lo negativo que pueda pasarme se va entre líneas como una historia que archivo en mi memoria para después volverla una anécdota, para después compartirla aquí y pensar que el tiempo ha pasado, que me río de ello como si hubiese sido solo un cuento que leí, una historia que apareció en mi cabeza. No soy el mejor atleta, ni el más fuerte o el más rápido, pero no me interesa serlo, me interesa vivir.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario