jueves, 24 de noviembre de 2016

Plantando ideas

La llegada de un cambio drástico o la adopción de un nuevo modo de ver las cosas es un evento que podría tal vez nunca salir de la cabeza, hasta el punto de quedar grabado en lo más profundo de la memoria como una cicatriz que con cada reflexión, con cada corta vista al pasado, traerá a la inmediatez imágenes de cuando todo era diferente. No es una larga retrospectiva, ni una especie de viaje al pasado, es el simple hecho de mirar atrás, hacia momentos que simplemente no pueden olvidarse; se trata de una misma vida, pero podría parecer un salto entre dos distintas si se suman los sucesos. Recuerdos de años previos, cuando se hablaba de los años venideros como si se tratase de un libro con miles de páginas en blanco a la espera de ser escritas, como si se tratase de un camino que cada individuo podía labrar a su manera. Una relativa libertad, o la seguridad de tenerla para caminar sin miedo y ser consecuentes de cada paso, eran palabras similares las que guiaban y formaban lo-que-fuera que estuviera trazando en ese momento; no era el único, caminos distintos eran trazados por las personas a mi alrededor, todos en diferentes direcciones y bajo distintas condiciones. Algunos se cruzaban entre ellos, y era cuando ya no podían seguir la ruta el momento en el que todo se desmoronaba, en momento en el que algunos se estrellaban y no encontraban como continuar, otros que continuaban sin cambiar el rumbo, para adelante como se supone que debió ser desde un principio. Tan sencillo, tan rápido e indoloro, pues la libertad y la inocencia del momento eran lo único que importaba en momento, ese segundo presente en el que se caminaba con un helado en la mano o las manos en los bolsillos, con la brisa arrancando las hojas de los árboles y las calles vacías; todos alrededor dormidos y una sola persona despierta cruzando las calles en silencio, gritando en su interior que está despierto. Árboles ahora deshojados por completo, creciendo todavía cada día y cada noche, se levantan a mi alrededor y me acompañan en cada caminata, en cada paseo en el parque donde todas las hojas yacen en el suelo, donde las aves han escapado de las ramas y lo único que queda es la firme madera, la dureza de los huesos y la aspereza de piel. Se han resistido peores tormentas, y ante el resonar de los truenos solo puede pensarse en las épocas de primavera, cuando la lluvia era todavía una agradable compañía, cuando el viento no era todavía compañero de agosto, ni las flores de septiembre o los caramelos de octubre. Ha cambiado, ha cambiado tanto la imagen de conceptos ya definidos que ante la imposibilidad de un simple significado, basta con entender que pasarán los días y una nueva situación se presentará, una nueva semilla caerá al costado del camino; será decisión propia si ha de plantarse, regarse, si ha de alimentarse una idea a través de los días y verla crecer junto a las demás.

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