lunes, 25 de julio de 2016

6:01

6:01am, vaya forma de iniciar el día, deseando seguir dormido. Ahora, sentado en este autobús, solo quiero sacar un libro y leer, leer y leer hasta que toda la ira se vaya, hasta que este fervoroso deseo de no haber despertado se aleje. Estoy despierto, pero desearía no estarlo, y vivir en mis sueños donde lo único malo es lo que mi propia imaginación crea y, a su vez, destruye a su antojo como tantos personajes desechados en mis historias. Desearía vivir en este libro, y ser otro idiota noble que olvida lo malo de las personas. Tomo el libro de mi maleta. ¿Y qué si no debo leer aquí? La naturaleza autodestructiva que causa tanto placer en cierta medida, el saber que está mal y hacerlo el doble para olvidar que las cosas a mi alrededor lastiman el triple y quizá más. Es hora de leer, de dañar mis ojos un poco más, para después arrepentirme en silencio y comenzar de cero, como ayer, antier y los días pasados que reinicié el contador. Día uno, otro día para estar dormido.

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