sábado, 16 de julio de 2016

Acuerdos

Llegar a un acuerdo conmigo mismo es quizá más difícil de lo que sería con un desconocido. En menos de una semana me he visto al borde de la locura a la mitad de la noche, cuando mis pensamientos parecen despertar mientras yo duermo, sacándome de mis ensoñaciones con gritos y recuerdos, pesadillas de un pasado y un presente que entre más cercano más latente, más presente en mis momentos a solas o mis minutos de silencio. Por lo pronto, son estas notas una manera de contarle al mundo lo que hay adentro, de dejar una historia tangible y no sólo especulaciones de quién fue Camilo y cómo llevó su vida. Me encuentro frente al espejo tratando de ver qué hay en mi rostro... las ojeras del insomnio y la sonrisa de la ingenuidad, un idiota bastante brillante como podría describirse literariamente hablando. Conozco al sujeto del espejo, lo conozco demasiado bien. Él me conoce también, nos hemos visto cada día desde que recuerdo, pero ahora parecemos tan diferentes... como si no viera lo que era, como si no viera lo que soy... ¿Y qué soy? Sino otro chico tratando de escribir, tratando de lograr que sus palabras no se pierdan en el tiempo. Cómo desearía ver notas entrar por esa ventana.

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