lunes, 11 de julio de 2016

Velocidad

Viéndolo desde una perspectiva muy honesta, la velocidad es ciertamente algo que me atrae. Es curioso como pasar de izquierda a derecha entre las luces de los automóviles, siendo golpeado por el viento y aturdido por el ruido de los motores, parece ser alguna clase de actividad placentera, como una especie de consentimiento con el peligro, una negociación con el riesgo. Como sea, al poner los pies en el suelo nuevamente, en casa, mucho mas temprano de lo usual, me hace preguntarme si 30 minutos podrían valer mi vida. Recuerdo el castañeo de mis dientes al sentir los neumáticos de grandes camiones junto a mis manos, o el inconfundible recuerdo de aquel fatídico accidente cuando un autobús se acercaba demasiado. Quizá exagero, quizá el miedo me hace imaginar el peor escenario, pero más vale decirlo, que no haya sido solo un pensamiento.

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