sábado, 30 de julio de 2016

Despedidas

No soy bueno con las despedidas, quizá porque nunca pienso en la hora de decir adiós a mi realidad momentánea. Me acostumbro a las personas a mi alrededor, a su modo de ver las cosas y la posibilidad de encontrar en ellas y ellos algo más que una sonrisa... una conversación, un consejo o simplemente la sensación de saber que nos une algo más que un saludo cordial... y cuando llega la hora de irse, cuando sé que cruzaré la puerta para no volver de la misma manera que lo hice por tantos meses, solo puedo quedarme estático allí, en el umbral, haciendo eterno ese momento y sacando fuerza de donde todo se ha derrumbado para dar un paso adelante y salir, a la calle, donde todos vuelven a ser desconocidos.

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