sábado, 23 de julio de 2016

Payasos

Estoy en un circo lleno de payasos. Todos hablan el mismo idioma, todos bailan con la misma melodía. Todos me miran con sus narices rojas y sus ojos desorbitados, tratando de convertirme en uno de ellos, tratando de hacerme escuchar la melodía que con tantas vidas ha acabado. Hay personas a mi alrededor, y es su transformación el espectáculo más desolador que podría imaginar, ver como la marea ahoga sus vidas y como pronto el agua alcanza mis tobillos. Los payasos avanzan, es un circo inmenso lleno de violencia, odio y desilusión, de sonrisas falsas y una misma pasión. Sus manos se acercan a mi rostro y yo solo consigo apartarme, refugiarme en mi lugar seguro, ese rincón en mi cabeza donde nadie entra, y quiza de donde nadie sale. Y qué sino los medios como registro histórico de lo que fuimos, somos y seremos. Un registro del circo al que todos entramos y en el que pronto acabaremos con un mismo papel en el escenario. He cerrado mi puerta para no dejar entrar a nadie, pero todo puede verse por el cristal de la ventana, e incluso por el ojo de la cerradura. ¿Soy yo el payaso? Quien vive encerrado imaginando mundos distintos... o solo soy un loco en este mundo de pesadillas y alegrías.

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