sábado, 9 de julio de 2016

Conversaciones en la madrugada

Me gustan las conversaciones en la madrugada. Quizá el silencio de la noche permite a las personas decir lo que el ruido del día a día no les permite ver. Honestidad, sinceridad, quizá una pizca de libertad en sus atribuladas cabezas para decir lo que piensan y olvidarlo al despertar, como una resaca emocional por beber verdades a las tres de la mañana, por servirlas a su interlocutor en pequeñas frases que ante sus pesados párpados parecen más que letras en una pantalla, que ante sus adormilados oídos son más que palabras sin significado. Me gustan las conversaciones en la madrugada, porque puedo ver que clase de persona tengo ante mí, porque el sopor de estar despierto no existe... porque ambos dormimos y soñamos despiertos.

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